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-"Donde dije digo, digo... Diego?"

-"No es mas listo quien mas respuestas tiene si no... Emmm... Hmmm... Cuentame un chiste anda."

-"Si la montaña va a Mahoma... Mahoma muere aplastado."

-"No es más quien mas tiene, si no quien menos quiere"



sábado, 16 de abril de 2011

Historia por terminar. (Adelanto)


Dragones

En época de dragones y hechiceros, nació una joven con dotes especiales y mágicas, que hicieron revolverse al propio mundo...

Todos ya sabían que esa joven llegaría a ser una gran promesa de la hechiceria, pero no imaginaban hasta que punto...

Esta chica se llamaba Éricen, de algún modo, sus padres no pudieron permitirse el tenerla junto a ellos, ya que carecían de oro suficiente para mantener un buen nivel de vida, para la niña. Así que la niña se crió en una familia media, sin mucho lujo, pero recibiendo lo necesario.

A los 7 años recibió un gran regalo de su padre; "Hechicería, un mundo oculto" Eíferon, sabia que a su niña le gustaba la magia, así que decidió comprarle un libro para que fuese conociendo el mundo por el que si quería, llegaría a moverse.

Éricen empezó a leer su nuevo libro, y su máxima prioridad a partir de ahora. No lo comprendia del todo bien, pero aun así, hizo lo posible para comprenderlo. Tampoco le costó mucho, era una chica muy inteligente, aunque no pudiesen costearse una escuela para que fuese, ella leía y estudiaba lo que podía en casa con libros que le traían Eíferon y Émaden, sus padres adoptivos.

Cada día hacia lo mismo, se levantaba, hacia las tareas de casa, después iba con Eíferon a ayudarle con la cosecha, y mas tarde con Émaden a preparar la poca comida que  conseguían del campo para alimentarse ellos 3 y a Esmáifer, su hermano adoptivo. Después de hacer esas tareas, se iba a su cuarto, y se leía su libro.
Solía leerlo durante 2 o 3 horas al día, ya que no tenia una gran capacidad lectora, aunque tuviese bastante mas de lo normal.

Y así poco a poco, llego a los 16 años, y a la mayoría de edad. Eíferon, le contó toda la verdad a Éricen, ya que pensaba que se merecía conocer toda la verdad de su familia.

-Éricen, tengo que contarte una cosa bastante relevante para ti.
-¿Que pasa papá, esta bien mamá?
-Si hija, no te preocupes, es algo con respecto a tus padres... Tus padres de verdad.
-¿Como? ¿Soy adoptada?
-Sí Éricen hija, tus padres eran juglares, y no podían darte la calidad de vida que mereces, así que nos pidieron que cuidásemos de ti, y que no te contásemos nada hasta tu mayoría de edad.
-Pero ¿Y por que nunca hemos recibido una visita suya? No se, digo yo que aunque no pudiesen mantenerme, podrían haber pasado alguna vez a verme...

Éricen demostraba su madurez con tan solo hablar con su padre, aun contándole toda la verdad, la muchacha no mostró síntomas de debilidad.

-Éricen cariño, de pequeña si les veías, pero hace 7 años recibimos noticias de que tus padres... Fallecieron a causa de la peste negra que recorre Europa.
-Pero... No puede ser... Hoy en día hay grandes hechiceros que pueden curarlo...
-Si pero no a pobre gente como tus padres o nosotros que carecen de Oros.
-¿Como puede haber gente tan ruin y sin conciencia...?
-No lo se hija, pero juré a tus padres que te lo contaría, y ya lo he hecho, llegado este momento sabes perfectamente que puedes irte cuando quieras a hacer tu vida, y hacerte hechicera como tu quieres.

Dos semanas después Éricen partió en busca de un Maestro Hechicero llamado Elector Earo.
Le juro a Eíferon que se convertiría en una gran hechicera y que anudaría a gente que no se puede permitir los servicios de estos...

Y así Éricen emprendió un viaje hacia el Suroeste de Europa, se dirigía a Irun, una localidad de Gipuzkua, en España, tendría que recorrer parte de Francia para llegar allí, pero sabía que si no entablaba un severo entrenamiento con Elector, no sería una gran hechicera.

A día de hoy solo había conseguido hacer desaparecer alguna manzana, y levitar durante breves instantes algún tenedor, pero eso para una muchacha proveniente de una familia media, y sin recursos como ella, era mas que un simple logro.
A medida que iba recorriendo pueblos de la región Francesa, iba conociendo gente tan pintoresca como Emprend Edor, un famoso empresario que iba buscando jóvenes que quisieran trabajar para el, a decir verdad se intereso por Éricen, y ella acepto hacer un par de trabajos para el, como ayudar a un mercader cincuentón a llevar un pedido de Saint-Savin a Villefontaine, le costó un par de días, pero gracias a eso, consiguió 32 Oros, lo que era bastante, y suficiente para llegar a La Rocheille, donde cogería un barco hasta Getxo en la región Vasca de España, y a pocos días de Irun.
A parte de eso hizo también otro trabajito para Emprend, esta vez se trataba de vender un producto novedoso; Una sustancia que conseguía alegrar a la persona que lo usaba, durante un día, cada frasco de dicho producto costaba 25 Oros, de los cuales Éricen se llevaba tan solo 2, pero consiguió vender 18 frascos, y como recompensa a parte de sus 36 Oros extras, Emprend le obsequio con un Frasco para ella, según le había comentado este, Éricen podría usarla durante unos 5 días... Mas o menos.

Después de estos trabajos se puso en marcha hacia La Rocheille, tubo que pagar a un humilde mercader 10 Oros por el viaje, aunque de humilde tenia poco, ya que a su parecer vestía bastante bien, solo el atuendo que llevaba debería valer unos 210 Oros... Mínimo, y por si eso fuese poco, tubo que ir en el lugar de la carga, que calzaba un alfombrado de paja, alfalfa, y estiércol, bastante desagradable...
Pero para sorpresa de la muchacha, el estirado mercader, tenia conocimientos de hechicería, y a causa de la petición de esta, dijo de aconsejarla y sin coste adicional.

-Bueno ya que me has dicho que te vas para conocer al gran Elector, me gustaría que me mostrases algunas cosas para ver tu nivel.
-Se lo agradezco muchisimo, aunque humildemente he aprendido a hacer desaparecer y levitar pequeños objetos.
-¿A si? La verdad es que es asombroso que hayas aprendido a hacer eso tu sola, yo tarde mas de 2 años de practica con mi maestro.
-Bueno mi padre me regalo un libro que  trataba sobre los principios y las leyes de la Hechiceria, así que decidí probar cosas que venían escritas en el, unas me salieron y otras no, también venia el como conseguir hacer aparecer pequeñas ráfagas de viento, pero nunca llegue a conseguirlo...
-Bueno pues veamos a ver como te sale, ¿No?
-Por supuesto pero ya le digo, que nunca me llegó a salir.

Éricen hizo un gesto con las manos, las junto, y algo empezó a brillar en su interior, brotaba una breve brisa que hasta el mercader a poco mas de un metro de distancia pudo percibir.

-Ería... ¡Edagafar!

La muchacha se sorprendió casi tanto, o mas que el mercader al ver que consiguió no solo crear una ráfaga de aire, si no que además consiguió impulsar al propio mercader a la parte de adelante del carromato en el que iban montados.

-Wow chica, menos mal que nunca antes habías conseguido hacerlo... ese Ería Edagafar ha sido increíble, y mas para una persona sin conocimientos avanzados.
-Sinceramente no se como ha podido pasar, nunca antes me había salido, no lo había conseguido, ¡Es magnifico!
-No te excites demasiado Éricen, te queda mucho por aprender... Pero creo que solo con eso, conseguirás que Elector te entrene, le dejaras bastante fascinado, al decirle que conseguiste aprender eso tu sola, sin nadie que te ilustrase, ni te diese clases. Así que venga durmamos, mañana tenemos un largo camino hasta La Rocheille.

Despues del extraordinario logro de esa noche, se fueron a dormir, el día siguiente seria largo y arduo.

Al alba el mercader se despertó al ver los primeros rayos de luz atravesando la lona superior del carromato donde estaba y deberían estar durmiendo el y Éricen.
Pero la muchacha no estaba, así que se levanto, y miro fuera, y se sorprendió a verla, haciendo tales Ería Edagafar, que conseguía hacer que el árbol que tenia en frente se doblase en gran parte.
Sabia con total seguridad, que eso no lo había aprendido en 15 minutos, sabia que la muchacha no había dormido en toda la noche...

-Vamonos, queda menos de un día de viaje, si no tenemos contratiempos, hoy haremos noche en La Rocheille. Quiero que te eches a dormir en la parte de atrás, no te preocupes por nada, solo descansa, te veo exhausta.
Intentando contener sus ganas de decirle lo mucho que le había asombrado lo que acababa de hacer se puso al mando de los caballos, y espero a que Éricen se subiese a la parte de atrás.